Las lenguas evolucionan, se modifican, se mezclan, desaparecen, resurgen y se reinventan con el objetivo de conseguir que las personas se entiendan entre sí. En un mundo cada vez más globalizado e interconectado, cabe esperar que este camino hacia la comunicación global entre las personas sea cada vez más sencillo pero, ¿hasta qué punto surgirá un idioma universal? ¿Llegará un momento en el que el planeta entero hable la misma lengua tal y como muestran las películas de ciencia ficción? En tal caso, ¿qué idioma será el que compartamos todos los seres humanos?
El doctor en lingüística John H. Mcwhorter se plantea esta cuestión analizando la evolución de las lenguas para tratar de encontrar cuál será esta lengua dominante de aquí a 100 años. Hablamos del año 2115 y de cómo de aquí a entonces desaparecerán aproximadamente el 90% de las lenguas que conocemos a día de hoy.
“Es probable que notemos dos cambios en el lenguaje de la Tierra en el futuro”, explica Mcwhorter, “uno, habrá mucho menos idiomas; y dos, que las lenguas serán menos complicadas que de lo que son hoy en día, más en su forma hablada que en la escrita”.
Que los humanos puedan expresarse en varios miles de lenguas es una delicia de innumerables características
Idiomas, lenguas, dialectos… ¿Se perderán y aunarán para formar parte de una única habla universal? La sola idea de pensar que podrían perderse miles de diferentes lenguas creándose una única para todos los individuos, además de aventurada, genera en el doctor un cierto miedo a que se pierdan las idiosincrasias de las distintas culturas del planeta: “Que los humanos puedan expresarse en varios miles de lenguas es una delicia de innumerables características y son pocos los que dan la bienvenida a la pérdida de esta variedad”, comenta en un artículo en The Wall Street Journal.
2115: ¿una odyssey en el espacio?
Desde hace década, se viene considerando al inglés el idioma universal. Pero lo cierto es que el tamaño de la población china y el aumento de su poder económico como nación ponen en duda que deba considerarse la futura lengua del planeta.
Hay más parlantes de chino mandarín en el mundo, es cierto, pero las dificultades para aprenderlo en la vida adulta –por su complejidad tanto a nivel hablado como escrito ya que contempla hasta cuatro variedades de tonos dentro del mismo idioma– lo dejan en una posición alejada de posicionarse como la lengua de la Tierra. “Si los chinos gobiernan el mundo, es probable que lo hagan en Inglés”, vaticina el lingüista.
Si los chinos gobiernan el mundo es probable que lo hagan en Inglés
Entonces, ¿será el inglés la lengua que usaremos todos dentro de 100 años? Mcwhorter no cree que vaya a ser así, pero si se muestra convencido de que sólo quedarán unas 600 lenguas de las 6.000 que existen actualmente en el planeta.
La desaparición de las lenguas se debe en gran medida a los desplazamientos de personas a las ciudades en las que ya estaba establecido un idioma común al que tenían que adaptarse. Al reunir a las personas lejos de sus lugares de origen comenzaron a perderse las lenguas locales, muchas de ellas difíciles de continuar transmitiendo a sus hijos sus complejidades alfabéticas y tonales: “La civilización sólo ha promovido la destrucción de otras lenguas”, asegura el doctor.
El problema reside en que muchas lenguas son demasiado complejas para interiorizarlas y aprenderlas en la vida adulta. Sólo con que una generación no se lo enseñe a los niños de pequeños –“cuando pueden recoger hasta las más extrañas florituras lingüísticas”, comenta el autor–, los idiomas se pierden.
Se han dado varios momentos históricos que ayudan a explicar la evolución de las lenguas existentes y la desaparición de las pasadas. Mcwhorter explica que la primera fase se remonta a los primeros movimientos de personas cruzando de un océano a otro y, al llegar a destino, confluían dos idiomas.
Los vikingos, por ejemplo, invadieron Inglaterra a partir del siglo VIII y se unieron en sociedad originándose una mezcla entre el inglés antiguo, cuyo uso en aquel momento sólo se limitaba a las élites, con el que se hablaba fuera de las esferas cultas con acceso a educación: el inglés moderno. Mandarín, persa, indonesio y otras lenguas pasaron por procesos similares de ordenamiento y restructuración del lenguaje.
La segunda ola de simplificación del lenguaje sucedió cuando las potencias europeas transportaron esclavos africanos a las plantaciones obligando a los adultos a aprender una nueva lengua rápidamente, y a menudo sólo sabían unos pocos cientos de palabras y algunos trozos de estructura de oraciones. De esta necesidad de poder comunicarse nacieron las conocidas como las lenguas criollas, en las que se mezclan elementos de los idiomas nativos con los recién aprendidos.
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